Para muchos hay un gran abismo entre aquello que debemos hacer y lo que amamos hacer. Para algunos pocos, estas áreas se interponen, se entremezclan y colorean la vida de una forma armónica y singular.
En el deber entra todo aquello que hemos de aprender, desde comer, caminar, lo que aprendemos en la escuela y aquel trabajo que nos da sustento. Si somos lo suficientemente afortunados para haber podido ir a una escuela y para tener la mínima estructura para encontrar un trabajo que nos dé de comer, ya nos deberíamos sentir dichosos. Sin embargo, el hombre siempre quiere más, necesita seguir descubriendo, trabajando, estudiando y contemplando nuevas formas de vivir mejor. A veces en el camino se nos olvida qué significa realmente vivir mejor y acabamos desperdiciando nuestra vida trabajando en un sitio donde no nos sentimos vivos, viviendo con una pareja a la cual no amamos de verdad o perdiendo el tiempo en actividades que son buenas para nosotros mental, física o emocionalmente.
En algunos momentos, la vida, pone orden poniendo nuestra vida del revés. Un tsunami, una pandemia mundial o una muerte cercana pasan por nuestra vida y entonces despertamos, buscamos de nuevo la dirección que nos indicaba el corazón joven y en ese momento el contador vuelve a cero. Un divorcio, un despido, un cambio de país son a veces el principio de una historia mejor.
Sin embargo, las cosas sólo se ven con claridad a posteriori. En medio del tsunami sólo deseamos sobrevivir y pensar en lo básico. Pasados unos meses y antes de que las cosas vuelvan a ser como antes, yo soy partidaria de entrenar a las personas y animarlas para rediseñar una vida mejor. Una vida donde nos guste nuestra casa, nuestra pareja, nuestro trabajo, nuestros amigos. Una vida donde tengamos buenas relaciones con nuestra familia, nuestros vecinos y nuestra comunidad. Una vida llena de sentido, donde nos despertemos felices de estar vivos y no perdamos el tiempo deseando estar en otro lugar.
¿Llegar a este punto es fácil? Dependiendo de cada uno, pero si debemos generalizar seguramente no es fácil. Las razones de porqué esto no es muy común y para algunos es realmente inalcanzable se debe desde mi experiencia como Coach, a la mala imagen que tenemos de nosotros mismos. Más que mala, distorsionada, deformada, desfigurada y desconocida. Mala porque lo que vemos de nosotros mismos siempre es peor que lo que hay. Distorsionada porque hay tantas mentiras que nos contamos que no sabemos ni quien somos ni qué nos hace felices. Deformada porque si no sabes quien eres o adonde vas, la forma de tu vida siempre tendrá una forma incómoda, mal hecha. Desfigurada porque en el camino hemos perdido la figura y el equilibrio y desconocida porque la base de todo este desorden en la ignorancia.
Si deseas que tu vida sea coherente y que tus deseos y tus deberes formen parte de una misma área te aconsejo 5 pasos:
- Haz una lista de las 3 cosas que te hacen feliz y convierte una de ellas tu trabajo remunerado. Si haces lo que te hace feliz, cualquier dinero que te den por ello, será un extra. (Trabajo y dinero)
- Haz una lista de las 3 cosas que mas te importan de tu vida en general. Asóciate a personas que compartan contigo esas cosas. (Amigos y pareja)
- Haz ejercicio físico, actividad intelectual y expresa tu amor incondicional. Así mantendrás en equilibrio corazón, mente y cuerpo.
- Medita, contacta con la naturaleza y haz alguna actividad creativa. (Espíritu)
- Honra a tus familiares repitiendo patrones positivos para ti y para los demás.
Si vives la vida que deseas, no hay obligaciones ni deberes, solo tareas.
Irina de la Flor. Directora de Lo Mejor de Mí
Fundación Vivo Sano